martes, 3 de noviembre de 2009

PRODUCTIVIDAD DEL ECOSISTEMA

La productividad de un ecosistema se define como la velocidad con que la energía solar es fijada por la vegetación. La productividad en bruto es igual a la intensidad o ritmo de la fotosíntesis. La productividad neta de la vegetación es el ritmo o velocidad fotosintética que desarrolla, menos la velocidad de la respiración que ejecuta.
El peso seco total de organismo por unidad de superficie en un ecosistema recibe el nombre de biomasa. La biomasa existente en un lugar, en un tiempo dado, es la cosecha en pie. La cantidad de biomasa adicional, producida en una sola temporada de crecimiento, se llama rendimiento.
Para entender el funcionamiento y la
eficiencia de un ecosistema, es necesario subdividir la cosecha en pie en diferentes niveles de energía o pasos de la cadena alimenticia.
Una cadena alimenticia esta integrada por una serie de organismos, a través de los cuales va pasando la energía alimenticia. Por ejemplo, el trébol de una pradera constituye el alimento de un ratón de campo, quien a su vez es comido por un quique y, tal vez, otro carnívoro- un zorro, por ejemplo- se come al quique y este por su parte puede ser cazado por un águila. La energía alimenticia asciende desde la hierba hasta el águila. Existen en este ejemplo 5 niveles troficos, desde el trébol hasta el águila, a los cuales habría que agregar un sexto nivel, el de los desintegradores que pueden captar su energía de cualquiera de los otros niveles.
En cualquier ecosistema equilibrado las cosechas en pie de cada nivel trofico sostienen relaciones definidas entre si. La vegetación forma la base de una pirámide de biomasa, en que cada nivel trofico disminuye su ponderación, a medida que asciende en la pirámide. El peso de los desintegradores es grande, en cualquier circunstancia, debido a que aprovechan todos los otros niveles troficos.

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